Érase una vez, una gotita de agua que estaba cansada y aburrida de hacer siempre lo mismo.
Cada día, cuando el sol brillaba, la gota subía en forma de vapor hacia su amiga la nube y junto a otras gotitas amigas esperaba el momento que la temperatura bajase para descender de nuevo al rio, mar o al campo.
Así comienza un bello cuento sobre una gota de agua donde cuenta lo importante que es el agua para la tierra y todos sus habitantes, es el elixir de la vida, sin ella nada sobrevive y está en todos los sitios, su efecto mágico da vida y permite mantener la vida en nuestro planeta.
El agua es un elemento esencial para la vida, algo que se nos regala y que es consustancial con la vida misma y, por eso, tienen una cierta connotación “sagrada”. Los nueve primeros meses de nuestra existencia, transcurren inmersos en el agua, dentro del seno materno. Dos terceras partes del cuerpo humano es agua. Necesitamos el agua para saciar la sed, para lavarnos y refrescarnos, para preparar los alimentos. El agua está vinculada esencialmente a la vida cotidiana y a nuestra posibilidad de supervivencia como seres humanos.
El cuerpo humano es en un 65% agua en edad adulta, el estar bien hidratado para nuestro organismo tiene muchos beneficios para la salud, hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo realiza una multitud de funciones constantemente para que todo esté en un perfecto equilibrio.¿Sabías que el agua es un nutriente al igual que las vitaminas, los minerales o las proteínas? Pues sí, y aunque no aporta energía al organismo, participa en diferentes funciones que son indispensables para la vida.
La dependencia del ser humano hacia el agua es un hecho fisiológico inevitable. Una persona puede sobrevivir más de 40 días en ayuno, pero 72 horas sin ingerir agua lo colocan al borde de la muerte.
El agua es vida, tómala cada vez que puedas y tu cuerpo te lo agradecerá.
Somos el planeta azul. El planeta de la vida el 70% de la tierra está cubierto de agua. Sin embargo solo un 3% es agua dulce y la mayoría de esta agua dulce (2%) está congelada, aunque no tiene color refleja el azul del cielo, donde hay agua hay vida.
El agua siempre ha estado presente: en mitos o leyendas. En México, antes de que llegaran los españoles los indígenas adoraban a Tláloc y Chac, dioses viejos, dioses de la lluvia; indispensables para que el agua no faltara. Los nahuas creían que los niños eran un regalo de los dioses y que antes de ser niños, nadaban en el agua en forma de pececitos de jade.
Los antiguos griegos consideraban que el agua era uno de los cuatro elementos básicos del universo. Esta creencia viajó por todo el mundo durante siglos sin perder fuerza; hoy, los científicos afirman que el agua existió desde la formación de la Tierra y que en los océanos se originó la vida.
Del mismo modo que el agua aporta el impulso para el nacimiento y la vida en los mitos de la creación, también tiene un rol central en muchas religiones y prácticas asociadas alrededor del mundo. Fuente de vida, el agua representa el nacimiento y el renacimiento.
En algunas prácticas cristianas, se traza una cruz con agua en la frente de un bebé o de un niño pequeño (aunque la práctica no se limita a los jóvenes) para simbolizar la pureza del espíritu. En la Iglesia católica, este rito no sólo lava las impurezas simbólicas, sino que también elimina la mancha física del pecado original.
En 1994 Emoto tomó unas muestras de agua de una fuente de agua pura en Japón, congeló unas pocas gotas, las examinó bajo un microscopio electrónico y las fotografió. Las fotografías mostraron hermosos hexágonos cristalinos parecidos a copos de nieve. Emoto tomó agua de un río contaminado, la congeló, fotografió unas gotas y comprobó que la imagen que aparecía en ellas no era un hermoso hexágono, sino una forma desestructurada. Es como si el agua fuera sensible al entorno donde se halla.
MasaruEmoto es el profeta del agua. Este japonés septuagenario tiene una misión: convencer al mundo de que el agua es “el alma del universo”, de que es conciencia líquida, de que la estructura molecular del agua registra las vibraciones de sonidos, de colores, de formas, de palabras, de emociones y de pensamientos. Según Emoto, el agua graba las intenciones de cada uno. Y se las devuelve.
El agua tomada en fuentes y arroyos de montaña forma bellas estructuras cristalinas en contraste con los cristales deformados que conforman las muestras de agua polucionada o estancada. Las moléculas de agua expuestas a música clásica adoptan formas delicadas y simétricas muy similares a las que adoptan ante el sonido de la palabra gracias.
Si hay magia en este planeta, está contenida en el agua, bébela, cuídala, mantenla, ella te dará la vida.