El silencio puede implicar la ausencia total de ondas sonoras en el ambiente o la ausencia de sonidos que puedan ser percibidos por el oído humano.
El silencio es la expresión de la paz, de la armonía, de la perfección; aporta las mejores condiciones para la actividad psíquica y espiritual.
En todas las tradiciones espirituales se da un gran valor al silencio y a la escucha interna. Callar, aprender a aquietarse es fundamental para abrirse a una mejor forma de vivir el día a día. Con verdadero sentido y con verdadera confianza. Hay que atreverse a ponerse en contacto con el silencio.
A escuchar el silencio se puede aprender, como a escuchar la palabra. La Palabra, si nos toca y nos hiere, nos puede acompañar eternamente. Busca la Palabra que habita en tu corazón. No la busques fuera. De alguna manera ya está dentro. Escúchala. Lo que hace la Palabra es despertar algo que ya está dentro de nosotros. Por el silencio uno aprende a escuchar sin anticipación. No adelantarnos a la palabra es buena cosa. No decir antes de tiempo lo que el otro nos tiene que decir.
Un discípulo, antes de ser reconocido como tal por su maestro, fue enviado a la montaña para aprender a escuchar la naturaleza.
Al cabo de un tiempo, volvió para dar cuenta al maestro de lo que había percibido.
– «He oído el piar de los pájaros, el aullido del perro, el ruido del trueno…
– «No -le dijo el maestro-, vuelve otra vez a la montaña. Aún no estás preparado.
Por segunda vez dio cuenta al maestro de lo que había percibido.
– «Maestro, he oído el ruido de las hojas al ser mecidas por el viento, el cantar del agua en el río, el lamento de una cría sola en el nido».
– «No -le dijo de nuevo el maestro-. Aún no. Vuelve de nuevo a la naturaleza y escúchala».
Por fin, un día…
– «Maestro, he oído el bullir de la vida que irradiaba del sol, el quejido de las hojas al ser holladas, el latido de la savia que ascendía en el tallo, el temblor de los pétalos al abrirse acariciados por la luz».
– «Ahora sí. Ven, porque has escuchado lo que no se oye».
Pero si escuchar el silencio es un arte que requiere desarrollar una actitud contemplativa, manejar el silencio es más difícil aún que manejar la palabra. Por eso, un proverbio hindú dice: “Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio”. Y aquella sentencia: “Cuando basta una palabra, evitemos el discurso; cuando basta un gesto, evitemos las palabras; cuando basta una mirada, evitemos el gesto y cuando basta un silencio, evitemos incluso la mirada”.
Y es que, hacer un buen uso del silencio es una condición que sólo saben administrar y aplicar los sabios. Con razón se dice que después de la palabra no existe nada más poderoso, y que si con la palabra demostramos nuestra supremacía por encima de los animales, con el silencio podemos demostrarnos a nosotros mismos que somos mejores.
En la vida espiritual el silencio nunca es un fin en sí mismo, sólo tiene la función de ofrecer condiciones favorables al trabajo del pensamiento. El silencio por sí mismo no aporta mucho; claro está, apacigua, calma, pero eso es todo. El verdadero papel del silencio es permitir el desarrollo del pensamiento y de la imaginación. Por tanto, siempre que tengan ocasión de saborear verdaderos momentos de silencio, en su casa o en la naturaleza, intenten crear con el pensamiento algo puro, cálido, luminoso, para que la atmósfera vibre a su alrededor y para que todos los que vengan luego a visitarles o que pasen por ahí se sientan impulsados a hacer el bien.
Cierra los ojos y oye todos los ruidos en torno; escucha el bullicio o el murmullo general de todo, como estuvieras escuchando música. Te podrá parecer estúpido, pero estás asistiendo a otra versión de las cosas y a otra manera de ‘estar presente’. No intentes identificar los ruidos, no les pongas nombre (…). Deja que te lleguen y deja que se vayan. No hay ruidos adecuados o inadecuados, ni tampoco importa si alguien estornuda o se le cae alguna cosa; todo es simplemente ruido o sonido.
Escuchar el silencio, escuchar la filosofía de la vida; no es escuchar el silencio, es escucharte a ti mismo, a tu alma sumida en un territorio de tranquilidad, escuchar el silencio es como estar en un mundo de ilusión; estar en paz, escuchar el silencio es lo que los budistas llaman nirvana, es sinónimo de paz interna, es un término filosófico sencillo, pero no es simplemente escuchar nada, pues silencio es sinónimo de tranquilidad, eso era lo que aquella persona quería, la vida actual está llena de complicaciones, de dificultades, de inquietudes; pero al enfocarse en el silencio se pierde cualquier desilusión; al morir escuchas el silencio, no más problemas, no más dificultades ni inquietudes, tu mundo se hace perfecto, la ironía es que sólo escuchas el completo silencio después de morir; escuchar el silencio más que in término físico, es algo del alma, «escuchar el silencio es vivir la paz»
Ejercicio para escuchar el silencio
Apaga la tele, la radio, el ordenador, el teléfono móvil. Tamiza la luz. Siéntate cómodo(a), sin ponerte rígido(a), pero tampoco apoltronándote. Con los brazos relajados, sobre las piernas, coloca el dorso de la mano izquierda sobre tu mano derecha, y pon la yema del pulgar derecho en la palma de la mano izquierda. No aprietes. Cierra los ojos, respira lenta y profundamente focalizando la mente en la sensación del contacto del pulgar sobre la palma. Relaja tu atención, y escucha el silencio durante cinco minutos.
Como favorecer el silencio interior.
– Siéntate cómodamente, pero con la espalda erguida.
– Respira profundamente varias veces. Es importante que relajes tus hombros, tu nuca y tu pecho.
– Aquietar el cuerpo ayuda a aquietar la mente.
– Observa tus pensamientos y sigue aquietando tu cuerpo, buscando una forma distendida de estar ahí presente.
– Deja que tus pensamientos pasen. Esto significa que observas lo que piensas, como si observases las nubes pasar en el cielo. Date cuenta de que puedes observar lo que piensas y decidir si intervienes o dejas pasar los pensamientos.
– Sigue dejando pasar los pensamientos durante al menos 20 minutos.
– Es posible que al finalizar hayas experimentado una curiosa sensación de silencio, aunque sea breve. Es fácil de reconocer ya que es algo muy grato y nuevo. Aunque suele ser muy pasajero … ¡¡hay que practicar!!
Camara anecoica.
¿Alguna vez te has preguntado si existe el silencio absoluto? La cámara anecoica es un recinto desarrollado por investigadores en los Estados Unidos consistente en anular cualquier sonido externo que llegue a su interior. Esta cámara es el único lugar en la Tierra donde es posible tener la experiencia del silencio absoluto.
Los materiales y la estructura de la cámara anecoica, son diseñados específicamente para anular cualquier tipo de interferencia necesaria para realizar estudios científicos y de desarrollo tecnológico principalmente. Sin embargo, el impresionante efecto puede llevar a perder la razón a quienes se aventuren a vivir esta experiencia, pues el cerebro a través del oído busca siempre hallar un indicio de sonido.
El diseño interior de esta cámara anula cualquier clase de reflexión de ondas acústicas. Los paneles interiores absorben completamente los ángulos de reverberación sónica, lo que provoca un efecto de vacío acústico absoluto. Ya que en cualquier ambiente, las ondas sonoras se reflejan en los cuerpos sobre los que inciden, dentro de la cámara esto no sucede.
Mi vivencia.
He sido afortunado al sentir el silencio en lo más profundo de mi interior. He sido submarinista durante muchos años, he percibido la oscuridad, la ausencia del sonido en su totalidad a una profundidad de 40 metros, que ha sido mi cuota máxima .
Allí es todo silencio, todo calma, todo tranquilidad, es como estar en el útero materno, bueno eso si que no me acuerdo, pero pienso que debe ser algo similar, en esos momentos te sientes fundido con la naturaleza, integrado en el todo y con el todo, tú y el universo.El mar es tu aliado, tu compañero, tu amante,tu amigo,tu confidente. Todo es calma, quietud, no hay nada a tu alrededor, nada te perturba, el silencio te llena,el vacío lo ocupa todo, casi no hay luz,sobre todo en los días oscuros la luz no existe, sientes que no eres nadie y sientes que nadie te necesita y tu tampoco, salvo a tu compañero que es tu seguro de vida,unas veces más cerca y otras veces más lejos pero es lo único que sientes y si no lo sientes malo, es tu ángel guardián y yo el suyo.
Vives la experiencia en un estado de conciencia más elevada,en la superficie es imposible de mantener ya que todo son ruidos y escándalo, allí abajo piensas en todo y en el todo, esa sensación de ingravidez, de flotar en la nada te hace ser más consciente de tu propia realidad, la supervivencia es lo único que está en tu mente pero la paz de este entorno hace que sea una sensación agradable y difícil de describir.
El mundo se podía acabar aquí, justo en este instante. No se trataba de haber conseguido realizar un sueño, más bien todo lo contrario, estaba frente a un instante totalmente fuera de todo control o alcance. A eones de distancia de una comprensión del proceso que ahora vivo. Más perdido que nunca y más en mí que siempre. Es cierto, no comprendo. Es cierto, que me siento fuera de lugar. Pero mi pregunta es ¿quién soy ? ¿para qué estoy aquí, cual es el sentido de mi vida…?.La respuesta es vacia, silencio, un silencio que llega a ser atronador hasta en los oídos.
Cuando los pensamientos son los que enlazan mi ahora con el resto de “ahoras” de los otros. Sin embargo, justo ahí, en el vórtice de la aventura que se ofrece ante mí, solo dispongo de presencia para ella ¿Qué ocurre cuando me salgo de aquí y miro hacia el futuro? Me pierdo. No me encuentro. Vuelvo a la realidad.
Cuando el mundo externo tenga más fuerza que mi propio interior, cuando la experiencia de otros me separe de la mia propia… Volveré a sentir ese silencio común con la nada.
Una experiencia que repetí en varias ocasiones y que añoro y que quizás nunca más vuelva repetir.
También en otra ocasión he escuchado el silencio, hace poco tuve la ocasión de alojarme en una casa rural que era una cueva habitable, una cueva escavada en las profundidades de la tierra, allí dentro pasé dos noches y en esa ocasión también volví a escuchar el silencio, hacía años que no experimentaba esta sensación tan agradable de nooir nada, el ser y no ser dentro de la nada,el escuchar y no ser escuchado, sentir el infinito más allá de tu propia existencia.
Accesos Directos a Paginas relacionadas con estos Temas:
http://www.vibroacustica.com.ar/2012/sobre-el-abordaje/nuevo-libro-escuchar-el-silencio/