El Kora Parikrama, a día de hoy, se traduce como circuito, itinerario, viaje periférico (en el sentido de las agujas del reloj) alrededor de un elemento sagrado… en realidad es un camino que se realiza en estado contemplativo sin juicio, respirando pausadamente y con un perfecto equilibrio hidrodinámico de nuestros fluidos internos… con una aptitud humilde, alegre y amorosa. En su práctica se desarrolla la interconexión Tierra-Individua/o-Cosmos mediante un paseo meditativo 
contemplativo, que puede culminar con una danza al estilo sufí derviche, para curar las energías telúricas (degradadas por la acción del hombre) mediante las energías cósmicas que atraviesan al individua/o se produce la transmutación del espacio degradado, así como la ascensión evolutiva del Ser.. .
Su práctica se realizaba con un ejercicio de “meditación dinámica”, caminando, en un estado de amor contemplativo. Cuando el entorno es apreciablemente hostil se ayuda de un sensor denominado “vitalevógiro”, consistente en un péndulo suspendido del extremo de una varilla en forma de “L”, o “ ¬ “ con los extremos redondeados. En determinadas circunstancias también se recurre al Bagua y al I Ching.
El Kora Parikrama de los Tibetanos es prácticamente igual al de los Nepalíes, lo entienden como “La senda de la virtud”, viaje que se realiza en estado contemplativo, sin juicio, respirando pausadamente, con actitud humilde y serena, alegre y amorosa. Con su práctica se estimula la percepción del campo energético que envuelve un determinado lugar para comprender la interacción entre los seres vivos y las energías cosmotelúricas de ese lugar… y con ello, desde una actitud de “LA NO ACCIÓN”, “LA NO INTERVENCIÓN” compartir el camino evolutivo de este macro ser llamado GAIA el cual se comporta como una.
Según algunos escritos que se encontraban en el monasterio de Triten Norbutse, Tíbet, (antes de la ocupación china y tras los incidentes de “La Revolución Cultural” se desconoce su paradero), se relata que “hace unos 17.500 años, un buen hombre de avanzada edad, encontrándose en las faldas del monte Kailāsh, y paseando a su alrededor (a esta práctica se la denomina Kora) se inició en el estudio de las corrientes de energías vitales, que animan a todo elemento vivo…” Aquí es donde encontramos el relato más antiguo de la práctica esencial de la geomancia, práctica que se extendió y diversificó por todo Oriente y de la cual nacieron muchísimas corrientes culturales, místicas y religiosas.
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