Galicia es tierra celta y mágica. En toda su geografia palpita el misterio desde tiempos ancestrales, la`poblaron seres fantásticos surgidos de lo desconocido. Así en las veredas donde silba el viento, en las corredoiras que azota la lluvia, en fragas umbrosas, en las encrucijadas de caminos podemos encontrarnos con estos seres y sentir el escalofrio al notar su presencia. Entre los seres fantásticos más representativos están las «meigas», mujeres veleidosas a las que se le atribuyen un pacto con el demonio que les dota de poderes excepcionales. Hay meigas buenas y malas.
Meiga es el nombre que se da en Galicia —y en zonas colindantes de León y de Asturias— a la bruja o a la hechicera cuyo cometido es megar, esto es, enmeigar, hacer el mal a personas y animales, para lo que establece un pacto con el diablo,
Quieno ha oido hablar de las meigas? cualquier persona de Galicia que preguntemos te contestaran: no creo en ellas, pero haberlas haylas.
Hay dos formas de considerar a las meigas: La meiga curandera que se dedica a curar enfermedades a base de plantas, con rezos, rituales. Es necesario tener poderes . Pueden curar el mal de ojo o realizarlo, asi coo otros males. La otra forma de considerar las meigas es la de brujas, las hay de diferentes poderes:
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Meigas chuchonas (o chupadoras): Son las más peligrosas, y se presentan con distintas caras o transformadas en vampiros e insectos, como abejorros. chupan la sangre a los niños y les roban los untos (grasa corporal) para ser empleados en la elaboración de ungüentos y pociones.
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Asumcordas o brujas callejeras: Espias de las gente y vigilantes de quienes entran y salen de las casas.
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Marimanta: Es la meiga del saco, roba niños y los hace desaparecer.
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Feiticeira (Hechicera): Viven cerca de los ríos y riachuelos, aunque anciana, su aspecto no repele, posee una voz muy bella que con sus cantos hinoptiza a los chicos que se acercan al río y hace que se vayan metiendo en el río, donde al fin se ahogarán.
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Lavandeira: Esta meiga sorprende al caminante que pasa por un lavadero, invitando a este a que la ayude a escurrir las prendas que lava, tintas de sangre todavía tibia, a consecuencia, según se dice, de un mal parto. La persona ha de tener cuidado de torcer la ropa en el mismo sentido que ella, porque de lo contrario, la desgracia caerá sobre su casa.
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Lobismuller (mujer loba): Tienen que haber nacido en Nochebuena o Viernes Santo, o bien ser la séptima o novena de una familia donde todas las hijas son mujeres.
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Vedoira: Es esbelta y agradable en el trato. Posee facultades adivinatorias, y son expertas en contactar con el más allá para decir si alguien fallecido está gozando eternamente en el cielo o si aún penan en el Purgatorio.
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Voladoira: Vuela y hace piruetas acrobáticas en el cielo.
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Cartuxeira: Son meigas echadoras de cartas, que siempre aciertan en sus vaticinios.
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Agoreira: Estas meigas envejecen prematuramente, pero viven muchísimos años.
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Dama de castro: Estas meigas viven bajo castros milenarios o bajo tierra en un castillo de cristal, llevan siempre un largo vestido blanco de cola y siempre atienden a solicitudes de la gente. Ya que goza de bienestar y fortuna ningún tipo de halago o favor sirven para recibir de ella consejos o regalos; al contrario suele aparecerse a personas afligidas por alguna situación difícil de su vida, y a esas personas de
En el siglo XVI se menciona la existencia de «mujeres hechiceras » que hacen hechizos y maleficios a los hombres. El sínodo del obispado de Orense celebrado en 1543-1544 proclama la excomunicón de todas aquellas «personas así varones como mujeres, [que] queriendo saber lo que no saben, o lo que ha de ser… va[n] a agoreros y a encantadores, hechiceros y hechiceras». El sínodo denuncia que al estar el «santo olio … en la pila del bautismo , hechiceros y hechiceras con sacrílega temeridad y atrevimiento diabólico lo han hurtado para mezclar con sus hechizos y supersticiones erróneas». Por otro lado, ni la palabra bruxa ni la palabra meiga aparecen en la documentación de la época.
El tribunal de la Inquisición española de Santiago de Compostela , que comenzó a actuar en la segunda mitad del siglo XVI, se ocupó de los “hechiceros” y de las “hechiceras“. Los primeros casos datan de 1565 cuando se acusó a un sastre de «hechicero» e «invocador de demonios», al que acudía la gente para preguntarle «cosas futuras y escondidas» y a un ciego de ser «hechicero e invocador de demonios que llamaba [en sus conjuros y prácticas] a…Bercebú ». En un tercer caso se menciona, probablemente por primera vez, a las brujas, cuando un campesino acusado de invocar a «Satanás y a Barrabás ” declara que le habían llevado un joven para que lo curara y que “eran tres brujas [las que] hacían mal al muchacho».
Aquelarre:
Un aquelarre es una reunión de brujas y brujos para la práctica de las artes mágicas. Como tal, acostumbra a celebrarse durante la noche en lugares apartados y contar con la presencia del demonio, representado en la figura de un macho cabrío. La palabra, como tal, proviene del vasco akelarre, que significa ‘prado del macho cabrío’.
Originalmente, los aquelarres eran celebraciones clandestinas, basadas en ritos paganos que estaban prohibidos por las autoridades religiosas de la época. Su prohibición, en este sentido, se rastrea incluso al periodo del Imperio romano.
Actualmente, no obstante, como aquelarre se considera cualquier reunión o ritual que agrupe a un grupo de brujas y brujos.
Los aquelarres son simplemente una reunión o junta de brujos y brujas, reunidos para para adorar a la diosa madre y el dios astado. Durante estas reuniones, leen las cartas del tarot, oran y celebran la sagrada tierra. No creen, por otro lado, en la existencia del diablo, de modo que afirman que el dios astado es básicamente la representación de lo masculino, el sol y un venado.
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